Cante suelta la guitarra
que nada le ate la entraña,
que vuele libre el cordaje
como el viento de la pampa.
Que suene a trueno su bordón
y a primor la prima altiva,
regazo de chiripá
a su voz de vidalita.
Guitarra que sos de lluvia,
de viento y de fuego a la vez,
te doy mi pecho de tierra
para hacerte florecer.
A humo olemos guitarra
y a sudor de los galopes,
por eso un fuego me basta
para asomarme a tus sones.
¿Qué haremos aquí guitarra,
cantando de esta manera?
nosotros que sólo somos
canto de barro y madera.