Vivía acunando un sueño
Mamá Rosa en la cocina;
quien pone amor en lo que hace
siempre enaltece la vida.
Cuando cantaba en el patio
se enjoyaban los jazmines,
los nardos y las diamelas
fueron sus altos clarines.
Cómo no cantarle ahora
a su limpio corazón,
monedita de oro puro
donde se espejaba el sol.
Arrorró por nueve meses,
espera de nueve lunas,
su niño llegó sonriendo
y cantó desde la cuna.
Sus manos no conocieron
descanso ni anochecidas,
acariciando sus nietas
se volaban golondrinas.
Como no cantarle ahora
a su limpio corazón,
monedita de oro puro
donde se espejaba el sol.
Quien pone amor en lo que hace
siempre enaltece la vida.