I
Quiero que corran mis versos
como el Epuyén que corre,
besando las blancas piedras,
besando los sauces tristes;
quiero contarte el misterio
del otoño junto al Pirque.
Las cumbres ya son rojizas
allá donde el sol se escapa
y alumbra nomás el valle
donde el álamo regala
al aire marchitas hojas,
al suelo amarilla manta.
estribillo.
Esta es mi zamba de otoño,
y no la aprende cualquiera
porque la cantan los duendes
que cuidan las arboledas
y se la llevan los vientos
que abrazan la cordillera.
II
Arriba quedaron cohigues,
cipreses, pinos, maitenes;
no los alcanzó el otoño,
no les arrancó su verde;
por ellos saben los hombres
que la primavera vuelve.
En un romance amarillo
el valle espera el invierno;
y el viento sopla esta zamba
y hace la historia tan simple;
tan simple como el otoño
si, además, es junto al Pirque.