Poco de poeta tengo yo
más quisiera aquí anotar,
usando el trazo de tu piel,
el pulso de tu corazón.
Se apresura una canción
por las cuerdas de mi voz
como un rápido hormigueo
hasta la sien.
No pretendo idealizar
a quién peca de mortal,
solo quiero destacar que
entre guijarro y matorral
hayas conseguido ver mi alma.
En el horizonte más remoto
nos fuimos a encontrar
como dos piedras del camino,
como dos olas en el mar.
Tu mirada deja ver
la claridad de un manantial,
llegar tatuado de saber,
llegas viviendo.
Si supieras que te siento
por completo y a placer
sin pedirte juramentos
ni ensayos del querer,
porque en versos puedo acariciarte.
Desde que eres tu
como un vendaval
de azahar y luz,
puedo amarte así:
ser tierna y voraz,
tímida y tenaz
hasta llorar en risas de felicidad.
El lenguaje mudo de tus labios
supo enseñarme un mundo nuevo
de palabras dichas en una caricia
que me logra estremecer
de la nuca hasta los pies.
Nutres y quemas a la vez, como un sol.
Amárrame a la tierra
cuando salgas a llover,
coséchame con oro
del centeno de tu ser
y conjúgame en un rayo
con la aurora.
Desde que eres tu
como un vendaval
de azahar y luz,
puedo amarte así:
ser tierna y voraz,
tímida y tenaz
hasta llorar en risas de felicidad.
Desde que eres tu
de azahar y luz.
