Perdí matadolor con que acalmarme
y oscuro el lado rojo encadavero;
temeroso de deslunanizarme,
hasta caer en el deshuesadero.
Amarillo contrario a la luz mía,
ya mi almánima ve gusanerío;
es que a sufros no hay esperanzanía
y a piedrasduras soy desguarherido.
Pero risa mi sangre, se apuñizca,
con olido de perro escarbafríos;
se feroce, se adienta, se encarnízca,
por buscarme clarístas viveríos;
atropella contra los pajaríos
de negra voz que sopla la muertízca.