Te llevaste mis canciones,
no sé cuántas cosas más,
no sé cuándo volverás
o tal vez no vuelvas nunca.
Esta huella quedó trunca,
la que lleva hasta tu casa,
en situaciones escasas
que me supieron llevar,
cuando mi fresco cantar
se entibiaba entre tus brasas.
Si me vieras voy cantando,
esperando tu regreso,
hace tiempo que estoy preso
en el penal de tu mano.
Y pregunto… hasta cuándo
seguirá cayendo la nieve,
hoy los aleteos breves
del pequeño colibrí
traen recuerdos de ti
y en La Pampa llueve y llueve.
Estas calles que anduvimos
hoy me parecen desiertas;
un colchón de flores muertas
van alfombrando el camino,
y pienso que mi destino
no es andar al lado tuyo,
apenas soy flor de yuyo
que dio su fruto mejor,
y vos, aroma de flor
que mece con su murmullo.
Y ya doy por terminada
la carta que no enviaré,
puse el sobre, lo cerré;
y cuando estuvo cerrada,
pensé en tu pollera alada,
tu forma de ir y venir,
de nuevo la volví a abrir
para leerla después,
y otra vez me pregunté:
¿cuesta mucho ser feliz?
Y pregunto… hasta cuándo
seguirá cayendo la nieve,
hoy los aleteos breves
del pequeño colibrí
traen recuerdos de ti,
¡y en La Pampa llueve y llueve!
¡En mi tierra llueve y llueve